top of page

8M: Impacto

Centro de estudiantes

El lunes pasado hubo un assembly para años 10, 11 y 12. El mismo contó con la participación de 45 personas (alumnas, alumnos y profesores), y fue liderado por dos amigas, Guada Cobb e Yvonne Hearne, junto conmigo. Este es un proyecto que comenzamos a pensar hace bastante tiempo. Cuando aún no habían empezado las clases nos juntamos con el resto de los prefects para proponer ideas para el año, y lo primero que pensé fue el día de la mujer. Tengo muy claro los recuerdos del día de la mujer en 2019 y en 2020. La movida que se hacía en el colegio, ver a compañeras más grandes organizando, vernos vestidas de violeta, para mi siempre representó un abrazo que le da el colegio a todas esas chicas que empiezan a luchar por la igualdad de género. Eso es lo que era para mi, porque esa era quien era yo, pero este año me di cuenta de que para cada cual es algo distinto y teníamos que cubrir cada una de esas necesidades. Queríamos darle apoyo y poner orgullosa a esa chica de decimo que comparte nuestras ideas, pero también queríamos darle un espacio seguro y un abrazo simbólico a esa chica que dio su testimonio, como también a la que todavía lo tiene hecho un nudo en la garganta pero se vio reflejada en el testimonio de otra, y, por último, queríamos que los chicos que se vieran reflejados en los testimonios del lado del victimario pudieran reflexionar al respecto sin que se sintieran atacados, sino que cuestionaran sus acciones. No mencione acá a dos grandes grupos, las chicas ciegas a los comentarios machistas de sus amigos, y los chicos cuyo privilegio no nubla su empatía. A esas chicas también queríamos hacerlas reflexionar, y a esos chicos queríamos hacerlos participar. Nuestro objetivo para el assembly era que tuviera consecuencias, que, al menos, cambiará el accionar de una de las personas sentadas ahí. Justamente por eso quisimos encarar el tema por hechos que nos suceden a nosotros en nuestro día a día, por cosas pequeñas que la gente allí presente pudiera cambiar. No quisimos hablar de la violación en grupo que había sucedido en Palermo un par de días antes, no quisimos hablar de los femicidios, aún habiendo estado angustiadas varios días luego de eso, aún estando indignadas, repugnadas y asustadas. Elegimos evitarlo por miedo a que el varón que en una fiesta había abusado de una chica que había tomado demasiado piense que él está libre de culpa porque “nunca secuestró a alguien ni se tomó turnos con amigos para violarla”. Estar paradas en ese escenario fue poderoso. Fue poder mirar a los ojos a los chicos que sé que hicieron sufrir a mis compañeras y hablarles, y decirles cuánto sufrieron. Fue que nos miren nuestros amigos que no se animaron a hablar con orgullo. Fue el silencio que se sentía en cada pausa, donde solo se oía nuestra respiración entrecortada. Todo el mundo nos habló de ese silencio, ese silencio lleno de poder. Especialmente, el assembly fue toda esa gente parada sobre el escenario, fue ese apoyo y esa unidad, fueron esos testimonios. Varias chicas más chicas se nos acercaron agradeciendonos por haber generado este espacio en el colegio, las chicas que habían dado su testimonio (y también las que aún no se animan pero se escucharon en las voces de sus compañeras) dejaron caer sus lágrimas, y los chicos que habían generado algún testimonio vieron esas lágrimas, y me animo a decir que se sintieron incómodos y que se cuestionaron sus actitudes. Las chicas que dejan pasar situaciones, estaban dispersas, algunas sobre el escenario animandose a hablar, otras llorando en un asiento en el público, otras repensando cuestiones, pero creo que todas, todas quedamos impactadas. Y los chicos que nos acompañan estuvieron a lo largo de todo el proceso de preparación del assembly preguntándonos qué podían hacer desde su lugar, se animaron a leer testimonios, estaban arriba del escenario acompañándonos, (y viviendo su propia lucha, que ellos también tienen muchos testimonios donde el machismo los lastima), y, especialmente, felicitandonos y abrazandonos cuando bajamos del escenario temblando y con nudos en la garganta. Si tuviera que definir el assembly en una palabra, lo

haría en una particularmente cliché y una que no me cerró por mucho tiempo, pero una que el lunes pude entender. “Empoderamiento”. Ya no la veo como una ardua imposición que se suma a la lista de lo que una mujer “debe” hacer. Empoderarse, para nosotras, es uno de los efectos secundarios (o quizás primarios) de hablar, de tener y usar nuestra voz. Empoderarse es lo que pasa cuando dejamos de callarnos. No hay apuro, pero cuando nos animemos va a estar ahí, porque somos nuestro escudo y nuestro abrazo. Nos empoderamos entre nosotras.


























38 views0 comments

Recent Posts

See All

Comments


bottom of page